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Capaldo, inmigrante italiano, vendía bocadillos en Connecticut y a uno de ellos le ponía diferentes tipos de carnes, muchas de ellas de origen italiano como la mortadela o el salami, queso y verduras, entre dos panes alargados y el apodo de submarino se lo dieron los propios marinos de la Segunda Guerra Mundial que disfrutaban este bocadillo a diario.

Nutrición

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